En una revisión del plan de rescate de 700.000 millones, Paulson dijo que el gobierno seguirá inyectando efectivo en las instituciones financieras, pero también tratará de incrementar la disponibilidad de créditos estudiantiles, de préstamos de tarjetas de crédito y para comprar autos. También dijo que está examinando formas de evitar nuevos embargos de inmuebles.
Paulson defendió los pasos dados hasta ahora, pero también señaló que los mercados siguen siendo frágiles y que la atención debe centrarse sobre "la recuperación" económica.
Comprar estos activos constituyó en su momento la piedra angular del plan de rescate de los mercados financieros y acaparó toda la atención del Congreso cuando el paquete estaba siendo debatido antes de su aprobación. Pero casi tan pronto como el Tesoro recibió el dinero, decidió que inyectar capital a los bancos a cambio de acciones preferenciales era una forma más eficiente de invertir el dinero.
En una entrevista con The Wall Street Journal, Paulson dijo que "hay una obligación de usar (los fondos) de una manera que tenga el efecto más positivo y logre satisfacer las necesidades que prevemos".
El cambio causó reacciones distintas en Wall Street y el Congreso. Muchos inversores y reguladores han citado fallos en el plan original del Tesoro, pero este cambio de enfoque subraya la profundidad de los problemas económicos y las presiones que enfrentan los programas de rescate federal. "Está cambiando las reglas en la mitad del partido", dice Art Hogan, estratega de mercado de Jefferies & Co. "Esto realmente ha puesto nerviosos a los mercados". El Promedio Industrial Dow Jones cayó ayer 4,73%, para cerrar en 8.282,66 puntos.
Paulson señaló que sigue "estando muy tranquilo" con la suma de 700.000 millones para el plan de rescate y que no tiene planes de acudir al Congreso en busca de fondos adicionales. Una parte del dinero que se ahorrará al no comprar activos hipotecarios será empleado para apuntalar el mercado en las cuentas pendientes de tarjetas de crédito y préstamos , especificó Paulson.
Mientras, el Tesoro está considerando exigirles a las firmas que quieran recibir fondos del gobierno que recauden capital privado para poder recibir asistencia pública, dicen fuentes cercanas. No se espera que esta medida sea aplicada al programa de compra de capital de 250.000 millones que ya está inyectando dinero en los bancos.
Al Tesoro sólo le quedan 60.000 millones de su fondo de rescate, y este o el próximo gobierno deberá acudir al Congreso a pedir la segunda mitad de los prometidos 700.000 millones. Por ahora, el Tesoro ha destinado 250.000 millones a los bancos y está gastando otros 40.000 millones en la compra de acciones preferenciales de la aseguradora American International Group Inc. (AIG).
Todavía no está claro lo que pueda hacer el gobierno de Bush, si es que siquiera pueda hacer algo, para ayudar a calmar la ola de embargos inmobiliarios. Paulson reconoció que el Tesoro no ha encontrado la manera de satisfacer la solicitud del Congreso de utilizar el Programa del Departamento del Tesoro para Compra de Activos (TARP, por sus siglas en inglés) para ayudar a los atribulados propietarios de viviendas.
Un área donde Paulson aún se muestra reticente es en inyectar dinero a los fabricantes de automoviles. Recalcó que estas empresas son importantes para la economía pero que el TARP no es un vehículo adecuado para asistirlas.
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