Venezuela detendrá las entregas ...

En un sorpresivo anuncio el lunes, el ex congresista estadounidense Joseph P. Kennedy II dijo que Venezuela detendrá las entregas a su agencia sin fines de lucro, Citizens' Energy, que el invierno pasado recibió 100 millones de galones de combustible subsidiado que ha distribuido en ciudades del noreste de Estados Unidos. Kennedy señaló que Citgo dijo que la caída en los precios del crudo y la crisis económica global la habían forzado a "reevaluar todos sus programas sociales". Ni Citgo ni el gobierno de Venezuela comentaron al respecto.

La decisión genera interrogantes sobre si Chávez puede seguir adelante con su generosidad financiada por el petróleo. Venezuela proporciona petróleo subsidiado a docenas de países de América Latina y envía más de 100.000 barriles al día de petróleo prácticamente gratuito a Cuba, además de los casi $5.000 millones al año que gasta en los servicios de unos 30.000 médicos, enfermeras, dentistas y entrenadores cubanos. Algunos analistas creen que la magnitud de las donaciones de Venezuela a Cuba rivaliza con las de la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Los precios del crudo se han desplomado en los últimos seis meses y los del combustible de calefacción han caído más de 60% a alrededor de $1,30 por galón en el mercado spot en EE.UU. Eso ha abaratado considerablemente los precios de la calefacción, reduciendo la necesidad del programa.

Pero tanto Citgo como su matriz, Petróleos de Venezuela SA, se están viendo muy afectados por la caída de los precios del crudo. La floja demanda de gasolina y otros carburantes en medio de la recesión estadounidense se viene a sumar a las preocupaciones de las refinerías.

El marcado declive del precio del crudo probablemente afectará los planes de gasto de Venezuela este año, tanto en el extranjero como en el país. El gobierno calculó su presupuesto de $78.000 millones para este año proyectando un precio del crudo de $60 el barril.

Citgo ha estado proveyendo millones de litros de combustible de calefacción subsidiado a estadounidenses de bajos ingresos desde 2005. Ese año, el precio del carburante se disparó después de que el Huracán Katrina dejó a buena parte de las refinerías estadounidenses fuera de servicio.
El programa ha sido motivo de orgullo para Chávez, permitiéndole proclamar su lucha contra la pobreza en uno de los países más ricos del mundo.