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12 septiembre 2009

Tema

El fantasma de la deflación, toma forma ...

Los déficit ahogan a las arcas públicas por los planes de estímulo, son dos los caminos señalados con el dedo: subir el I.V.A. y una mayor presión fiscal a las rentas más altas.

Alemania:

Rebajas fiscales generalizadas. Ángela Merkel aprobó en los meses previos a las elecciones al Bundestag (que se celebran a finales de septiembre), importantes recortes en los impuestos. Redujo, por ejemplo, el tipo impositivo mínimo del IRPF y amplió el tramo exento de declarar.

Particulares y empresas, además, se han beneficiado de un aumento en las desgravaciones para las aportaciones a los seguros médicos. La supresión del Impuesto de Sucesiones a los herederos de empresas familiares forman parte también del paquete de medidas. La proximidad de los comicios ha provocado también que los partidos se hayan lanzado a prometer nuevas rebajas. Como la CDU de Merkel, que planea un nuevo tijeretazo de 15.000 millones de euros para fomentar el consumo.

La gran incógnita es saber qué pasará con el IVA , situado actualmente con carácter general en el 19%. Pese a que nadie se atreve a hablar claro en campaña, no se puede descartar que el nuevo Ejecutivo decida aumentar el tipo reducido del impuesto, actualmente en el 7%. Y es que Berlín no quiere que el déficit se le escape de las manos, pese a que, de momento, las cuentas parecen cuadrar. El primer semestre del año se saldó con un balance negativo de 17.300 millones, el 1,5% del PIB.

Francia:

"No fui elegido para aumentar los impuestos", afirmaba todavía en marzo pasado el presidente Nicolas Sarkozy. Fiel a ese compromiso, el Gobierno francés sigue resistiéndose a subirlos para no agravar la crisis, a pesar de que los ingresos fiscales del Estado se han reducido un 25% en el primer semestre de 2009.

No los aumenta, sino que incluso los rebaja, como ha sido el caso de los dos tercios del IRPF que la Hacienda francesa, va a perdonar este año, a 5,5 millones de los hogares más modestos, con un coste aproximado de 1.100 millones de euros.

Actualmente también se está estudiando la supresión de la tasa profesional, un impuesto local que pesa sobre las inversiones productivas de las empresas.

El Ejecutivo sí contempla, sin embargo, una reforma de la maraña de los 469 nichos fiscales y sociales, deducciones por los conceptos más variopintos, que cuestan anualmente 70.000 millones. El proyecto de un nuevo impuesto ecológico, la tasa carbono, ha provocado este verano una viva polémica.

Reino Unido:

El Gobierno británico intenta adecuar la estrategia fiscal a los efectos de la crisis y si hace un año había rebajado el IVA hasta el mínimo del 15% , y suprimido algunos tributos en las transacciones inmobiliarias, en el último Presupuesto elevó hasta el 50% la presión fiscal sobre las rentas altas. Sin embargo, las maniobras fiscales, unidas a los planes de estímulo, han disparado la deuda pública, que alcanza ya el 56,8% del PIB.

El bajón de ingresos vía tributaria obligó a recurrir al préstamo en un mes de julio por primera vez desde 1996 y medidas como las del IVA , diseñadas para estimular el consumo, se interrumpirán antes de tiempo.

Por todo, ni el actual Ejecutivo ni el virtual Gabinete conservador que las encuestas sitúan a partir de primavera, han descartado subidas de impuestos, aunque ninguno de los grandes partidos ha concretado ámbitos.

Italia:

El Parlamento aprobó este verano un escudo fiscal, una medida que favorece la vuelta de los capitales desde los paraísos fiscales.

La ley, a través de la cual el Ejecutivo transalpino piensa recaudar por lo menos 3.000 millones de euros, maneja un tipo impositivo del 5% y la condonación de los delitos fiscales. Es la tercera vez en los últimos años que Italia recurre a este tipo de medidas, desatando polémicas porque el país sigue teniendo un nivel de fraude fiscal entre los más altos de Europa.

Bélgica:

De momento, como la cartera ministerial de Presupuesto y también la de Finanzas están en manos de dos ministros liberales, la primera pista en estudio está siendo cribar los Presupuestos Generales y eliminar uno por uno los gastos prescindibles. La opción de subir los ya muy elevados impuestos, será estudiada cuando se conozca dónde se agota el margen de recortar el gasto.

EEUU:

La Administración Obama ha puesto en marcha diversas medidas fiscales. En primer lugar, todos aquellos ciudadanos que ganen al año menos de 75.000 dólares, obtienen instantáneamente una rebaja de impuestos de 400 dólares por cabeza.
En el caso de las parejas, aquellas que ingresen menos de 150.000 dólares acceden a un recorte fiscal de 800 dólares. Además, todas aquellas familias con niños reciben un crédito fiscal de 1.000 dólares, incluidos aquellos hogares cuyos bajos ingresos les dejen exentos de pagar impuestos.

A ello habría que sumar las ayudas de compra de nuevos vehículos, donde se invierten cerca de 1.700 millones de dólares en rebajas fiscales. El Gobierno federal hace rebajas fiscales por valor de 3.400 dólares por la compra de un coche híbrido o de 4.000 dólares por un vehículo de consumo energético alternativo.

En lo que se refiera a las empresas, la Administración Obama ha permitido a las compañías norteamericanas poder utilizar sus pérdidas actuales para poder acceder a rebajas fiscales, algo que cuesta alrededor de 15.000 millones de dólares. Para las pequeñas empresas, el Gobierno estadounidense ha otorgado un máximo de 250.000 dólares por empresa para nuevas inversiones.

El problema durante los próximos meses será cómo reducir el descomunal déficit del país. La factura ascenderá hasta los 1,6 billones de dólares este año, una cifra que sólo podrá subsanarse mediante subidas de impuestos o recortes de gastos a medio y largo plazo.

China:

China ha modificado su política fiscal para mejorar al sector exportador, el más afectado por la crisis y uno de los motores de la economía china. Desde agosto de 2008, ha mejorado siete veces las condiciones fiscales.

Japón:

Ha reducido ciertos impuestos para incentivar el consumo. Sigue en el horizonte la perspectiva de una polémica subida del IVA, que sirva para financiar el elevado déficit público que nadie quiere acometer.

El Partido Democrático de Yukio Hatoyama, primer ministro in pectore, prometió en la campaña electoral la congelación fiscal hasta 2013 e importantes rebajas fiscales en medio de un ambicioso plan de ayudas sociales.

A su vez, el Gobierno entregará 190 euros por cada niño en edad escolar, además de los 2.600 que ya reciben los padres por cada hijo al nacer. El nuevo Gobierno pretende financiar las ayudas con el ahorro de lo que llaman "derroche del gasto gubernamental".

En teoría, la subida de los impuestos indirectos y los impuestos sobre el combustible, llevarían consigo y de forma automática el aumento del IPC (índice de precios por consumo), produciendo inflación.

¿Qué es la deflación?

La deflación es una caída de los precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios períodos (al menos dos trimestres según el Fondo Monetario Internacional). Por lo tanto, se excluyen las caídas de precios en sectores concretos o que se produzcan de forma puntual. La deflación es el fenómeno económico opuesto a la inflación.

Conviene distinguir deflación de desinflación, término que aparece con cierta frecuencia en los medios de comunicación. La desinflación se define como una desaceleración de los precios, es decir, siguen creciendo pero a un ritmo menor, mientras que la deflación implicaría tasas de variación negativas del IPC.

La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda: el sector empresarial se ve obligado a reducir los precios para poder vender la producción y no verse obligado a acumular stocks. Este desajuste entre oferta y demanda puede venir por dos motivos:

--- Insuficiencia de la demanda. Por ejemplo, en la Gran Depresión ocurrida en los Estados Unidos a finales de los años 20, el derrumbe de los mercados bursátiles y el colapso del sistema financiero redujo drásticamente la capacidad de gasto de las familias induciendo una espiral deflacionista: el IPC se redujo un 24% entre agosto de 1929 y marzo de 1933.

--- Exceso de la oferta. El impacto de este desajuste sobre los precios, puede verse acentuado por cambios estructurales en la economía mundial, que impliquen un incremento de la productividad o de la competencia entre las empresas, como ocurre en los últimos años con la progresiva desaparición de las barreras al comercio mundial y la liberalización de sectores básicos (telefonía, transporte, energía) en muchos países.

En realidad, la deflación ha sido un fenómeno muy poco frecuente en el siglo XX, donde sólo se han registrado dos casos relevantes. El primero, ya citado, fue la Gran Depresión norteamericana que se reproduciría en Japón y Suecia (-25% y -20% en precios). El segundo se observa en Japón desde mediados de los 90 hasta la actualidad.

Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. Un descenso de los precios deteriora los resultados empresariales, lo que implica recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta el excedente empresarial.

En ausencia de políticas correctoras, la salida de este círculo vicioso sólo se produce cuando los precios han disminuido lo suficiente para que los consumidores y empresas puedan restablecer progresivamente su nivel de demanda.

Además, la deflación provoca fuertes distorsiones en la actividad financiera, ya que aumenta la carga real de intereses que sufren los deudores. En efecto, los tipos de interés no pueden disminuir por debajo de cero, pero los precios están cayendo, lo que aumenta el poder adquisitivo del dinero. Si una persona pide 100 Euros con interés cero a un año y los precios caen un 10%, en términos reales la deuda se habrá transformado en 110 Euros.

Las políticas que la Administración puede aplicar para actuar contra la deflación, estarán orientadas a potenciar la demanda para cubrir el desfase con la oferta.

A partir de ahí, las opiniones se agrupan en torno a dos propuestas:

--- La primera (monetaristas) sugiere bajar los tipos de interés y aportar fondos a las entidades financieras para fomentar el crédito a familias y empresas (la tenemos en curso).

--- La segunda (keynesianos) propone incrementar el gasto público para dinamizar la economía.

Normalmente, la opción más adecuada consistirá en una combinación de ambas propuestas.
Por ejemplo, durante la Gran Depresión la Reserva Federal disminuyó los tipos de interés hasta el 0,5% a principios de 1930. Sin embargo, en estas condiciones las familias preferían atesorar su dinero en casa, ya que la rentabilidad que ofrecían las entidades financieras era muy reducida (trampa de la liquidez). Al no disponer de recursos de clientes, los bancos no podían conceder préstamos para la actividad productiva. Por ello, fue la política de estímulo a través del gasto público acometida por el presidente Rooselvelt en el marco del "new deal", la herramienta que permitió superar la crisis.



¿ Están los gobiernos en situación de continuar aumentando el gasto publico ?



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