Los inventarios mayoristas estadounidenses subieron un 1,1% en enero, después de un alza del 1,3% en diciembre.
Los economistas consideran que el dato tiene una doble lectura. Una subida fuerte como la de hoy puede ser considerada buena porque las empresas invierten en inventarios, pero también puede ser mala porque podría significar que la demanda no es lo suficientemente alta como para provocar un ajuste de los inventarios.