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27 noviembre 2008

Tema

El pánico que llevó a Morgan Stanley al borde de la quiebra...

Dos días después de que Lehman Brothers Holdings se declarara en bancarrota, se diseminó un rumor explosivo: otra gran firma de Wall Street, Morgan Stanley, también estaba al borde de la quiebra. En aquel 17 de septiembre se decía que Deutsche Bank AG le había cancelado una línea de crédito de $25.000 millones al banco de inversión.
La información era falsa, pero el rumor ayudó a desencadenar una ola de apuestas contra Morgan Stanley. Su presidente ejecutivo, John Mack, se quejó amargamente de que operadores codiciosos estaban sembrando el pánico. Pero faltaba una información esencial: ¿Quién, exactamente, estaba detrás de esas transacciones?
Los registros de operaciones  ofrecen ahora una respuesta parcial. Esos documentos revelan que algunas de las mayores firmas de Wall Street (Merrill Lynch & Co., Citigroup Inc., Deutsche Bank y UBS AG ) estaban apostando a lo grande contra Morgan Stanley. La estrategia de esas firmas se basaba en utilizar complejos instrumentos financieros llamados CDS (por sus siglas en inglés de Credit-Default Swaps), un tipo de seguro contra la impagos.
Un examen de esas transacciones realizado por WSJ también revela que los CDS jugaron un rol importante en empeorar el panorama pesimista del mercado sobre Morgan Stanley, lo que, a su vez, llevó la os operadores a invertir contra las acciones de la firma, vendiéndolas al descubierto. La correlación entre las transacciones con CDS y la venta al descubierto aceleró la caída del banco.
Durante años, la venta de CDS ha sido una mina de oro para Wall Street. Pero, irónicamente, en aquellos tumultuosos días de septiembre, el mercado de CDS se volvió contra Morgan Stanley. Se convirtió en un barómetro muy visible del pánico de 2008, alimentando la crisis que acabó provocando una intervención del gobierno.Otras firmas también estaban negociando CDS de Morgan el 17 de septiembre: Royal Bank of Canada, Swiss Re y varios fondos de cobertura.
La presión también se intensificó en otro frente: hubo un aumento en las ventas al descubierto —apuestas contra las acciones de Morgan— por parte de grandes fondos de cobertura. Al final del día, la acción de Morgan había caído 24% y las autoridades temían que los inversores rapaces estuvieran con la mira puesta en los bancos de inversión.
Ese tipo de transacción, que ya había derrumbado a Bear Stearns Cos. y Lehman, hizo que las acciones de Citigroup se desplomaran 60% la semana pasada, llevando al banco a un nuevo rescate gubernamental.

Origen del caos

Los inversores todavía están intentando descubrir lo que causó el caos en el mercado a mediados de septiembre y si los CDS o las acciones de Morgan Stanley fueron negociados de manera ilícita. El fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, la oficina de la fiscalía general de Estados Unidos en Manhattan y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) están investigando si hubo manipulación del mercado por parte de corredores que supuestamente divulgaron falsos rumores para lucrar con sus apuestas. Las investigaciones también buscan verificar si los operadores compraron CDS a altos precios para provocar temores respecto a la estabilidad de Morgan y de esa forma lucrarse en otras inversiones, y si las transacciones involucraron cotizaciones falsas.
Todavía no ha surgido públicamente ninguna prueba de que ninguna firma haya hecho nada ilegal en relación a las acciones o CDS de Morgan Stanley. La mayor parte de las firmas afirma que compró los CDS para protegerse contra posibles pérdidas con varios tipos de negocios que estaban haciendo con Morgan. Algunas aseguran que sus inversiones en CDS fueron pequeñas frente a todas las transacciones de ese tipo que se hicieron ese día.

Probar que el precio de cualquier papel fue manipulado es extraordinariamente difícil. El mercado de CDS no es nada transparente: las transacciones se hacen por teléfono e email, sin cotizaciones de precios públicas.

Erik Sirri, un director de mercados de la SEC, afirma que el mercado de canjes es vulnerable a la manipulación. "Las transacciones de bajo volumen en un mercado relativamente pequeño pueden ser usadas para sugerir que un crédito es considerado débil por el mercado", testificó el mes pasado ante el Congreso de EE.UU. Sirri dijo que la SEC temía que las transacciones con CDS estuviesen causando inversiones contra las acciones.

Morgan había empezado septiembre en buena forma. En los dos primeros trimestres fiscales, terminados el 31 de mayo, había registrado ganancia. Al contrario de Lehman, no estaba muy expuesto a las hipotecas residenciales de alto riesgo, aunque era vulnerable a los mercados de inmuebles comerciales y de préstamos apalancados. Mack sabía que la ganancia del tercer trimestre sería mayor de lo esperado.
El 14 de septiembre, mientras Lehman se preparaba para pedir la protección por bancarrota, Mack les dijo a sus empleados mediante un informe interno que Morgan "estaba posicionada para salir victoriosa en este desafiante entorno". El día siguiente, la firma consiguió algunos nuevos clientes de fondos de cobertura que habían huido de Lehman.

Sin embargo, los rumores persistían, con los operadores preocupados con quien sería la siguiente en caer. La conversación entre los fondos de cobertura, según algunos operadores, era que Morgan Stanley tenía $200.000 millones en riesgo debido a sus transacciones con American International Group Inc., la aseguradora que entonces se encontraba al borde de la quiebra. Eso no era verdad. Morgan le informó a la SEC que su exposición a AIG era "irrelevante".

Algunos corredores de J.P. Morgan Chase & Co. estaban sugiriendo a clientes de Morgan que era arriesgado conservar cuentas en esa firma, según fuentes al tanto. Mack se quejó a James Dimon, presidente ejecutivo de J.P. Morgan, que puso fin a esas habladurías, según esas fuentes. Deutsche Bank, UBS y Credit Suisse también ofrecieron sus servicios a los fondos de cobertura atendidos por Morgan.

El 16 de septiembre, las acciones de Morgan Stanley cayeron bruscamente durante el día, aunque repuntaron más tarde. Algunos fondos de cobertura sacaron activos de la firma, preocupados por la posibilidad de que Morgan pudiera seguir los pasos de Lehman hacia la corte de bancarrotas, con el riesgo de inmovilizar los activos de los clientes. En un esfuerzo por calmar los temores, Morgan Stanley publicó sus ganancias esa tarde a las 4:10, un día antes de lo previsto.
"Es muy importante devolver algo de cordura al mercado", afirmó Colm Kelleher, el director general de finanzas de Morgan, en una teleconferencia con inversores. "Francamente, la situación se está poniendo fuera de control, y se están repitiendo rumores ridículos."
El analista de UBS Glenn Schorr le preguntó a Kelleher por el costo cada vez más alto de los seguros en el mercado de canjes para incumplimiento de deuda de Morgan Stanley. La protección para $10 millones de deuda de Morgan Stanley había aumentado a $727.900 por año, de $221.000 el 10 de septiembre, según CMA DataVision.

Es imposible saber con certeza cuál era la motivación de los compradores de los CDS de Morgan Stanley. Estos compradores de CDS recibirían pagos si Morgan Stanley incumpliera sus pagos de bonos y préstamos. Algunos compradores, sin duda, poseían esos seguros del banco y simplemente trataban de protegerse contra una posible insolvencia. Pero los CDS también eran una buena forma de especular, para corredores que no tenían esos valores. El valor de los CDS aumenta ante el temor de impago. Así que los corredores que creían que los temores sobre Morgan Stanley podían intensificarse podían usar los CDS para intentar obtener una ganancia rápida.
En medio de la incertidumbre de ese 16 de septiembre, Millennium Partners LP, un fondo de cobertura con $13.500 millones en activos, pidió sacar $800 millones de los más de $1.000 millones de activos que tenía en Morgan Stanley, según personas al tanto de las extracciones. Por separado, Millennium también había vendido al descubierto acciones de Morgan Stanley, parte de una serie de apuestas pesimistas sobre firmas financieras, afirmó una de estas personas. Además, el fondo de cobertura compró opciones de venta, que le daban el derecho de vender acciones de Morgan a un precio fijo en el futuro.
"Miren, tenemos que proteger nuestros activos", le aseguró Israel Englander, director de Millennium, a un ejecutivo de Morgan Stanley, según una persona al tanto de la conversación. "Esto no es personal". Esas apuestas a la caída de las acciones, pequeñas en comparación al tamaño total de Millennium, aumentaron en valor a medida que caían las acciones de Morgan.
En la mañana del 17 de septiembre, David "Tiger" Williams, presidente ejecutivo de Williams Trading LLC, que ofrece servicios de corretaje a fondos de cobertura, se enteró por uno de sus operadores que un fondo había movido una cuenta de corretaje de $800 millones de Morgan Stanley a un rival. El operador, que estaba al teléfono con el director del fondo que había movido el dinero, preguntó por qué. Morgan Stanley iba a quebrar, respondió su cliente.
Al ser presionado para dar más detalles, el director del fondo repitió el rumor sobre que Deutsche Bank había retirado una línea de crédito de $25.000 millones. Williams acudió a los teléfonos. Sus fuentes en el mercado le dijeron que creían que el dato era falso. Pero el daño ya estaba hecho.
Para las 7:10 de esa mañana, un corredor de Deutsche Bank cotizó la compra de protección sobre $10 millones de deuda de Morgan Stanley en un precio de $750.000. Para las 10 de la mañana, Citigroup y otros agentes bursátiles les cotizaban al precio de $890.000. A medida que se extendió el rumor sobre Deutsche, las acciones de Morgan cayeron , de $26 a las 10 de la mañana a cerca de $16 a las 11:30.
Antes del mediodía, los agentes bursátiles comenzaron a cotizar el costo de seguros sobre Morgan en "puntos por adelantado", que en la jerga de Wall Street se refiere a transacciones en que los compradores deben pagar por lo menos $1 millón por adelantado, más una prima anual, para asegurar $10 millones de deuda. En el caso de Morgan, algunos agentes bursátiles pedían más de $2 millones por adelantado.

Durante el día, Merrill compró CDS para cubrir $106,2 millones en deuda de Morgan Stanley, según los documentos de corretaje. Deutsche Bank compró CDS que cubrían $50,6 millones; Swiss Re, $40 millones; UBS y Citigroup, $35 millones cada uno; Royal Bank of Canada, $33 millones, y ACM Global Credit, un fondo de inversión operado por AllianceBernstein Holding, $28 millones, según los documentos.
Al día siguiente, algunos de esos nombres habían vuelto al mercado. Merrill compró protección sobre otros $43 millones de deuda de Morgan Stanley; Royal Bank of Canada, $36 millones; y Citigroup, $20,7 millones, indican los documentos. Ninguna de las firmas desea hacer comentarios sobre cuánto pagaron por los CDS, o si obtuvieron ganancias sobre las operaciones.

"La protección que compramos fue una simple cobertura, no fue motivada por ninguna valoración negativa de Morgan Stanley", afirma John Meyers, de AllianceBernstein.
Desde Deutsche Bank y Citigroup aseguran que sus operaciones de corretaje fueron relativamente pequeñas. Merrill, UBS y Swiss Re no quisieron comentar sobre las operaciones.

Durante el frenesí de corretaje el 17 de septiembre, John Mack había comenzado a mantener conversaciones sobre una fusión con Wachovia Corp. Cuatro días más tarde, Morgan Stanley cambió el curso y se convirtió en un holding bancario y obtuvo mayor acceso a fondos del gobierno. El mes pasado, tras levantar $9.000 millones de un banco japonés, recibió una inyección de capital de $10.000 millones del gobierno de EE.UU.

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