Este importe es el saldo vivo que las entidades residentes en España aún tienen pendiente de devolver al Banco Central Europeo (BCE) como consecuencia de la financiación que el instituto emisor les ha concedido previamente.
Los bancos españoles todavía necesitan recurrir al BCE para obtener financiación pese a la apertura de los mercados. Este importe registró un tímido descenso durante abril y mayo, tras dos meses consecutivos por encima de los 72.000 millones, pero en agosto volvió a repuntar, elevando en más de 1.500 millones de euros el importe de julio, que se situó en 73.283 millones.

