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Se espera que Osborne anuncie un plan que ahorraría unos 513 millones de una criba en las agencias ejecutivas no departamentales y 163 millones restringiendo la contratación en el sector público con la congelación de nuevos concursos, según una fuente. Además, se prevé que anuncie recortes discrecionales de gasto por mil millones, incluyendo ahorros de recortar costes de viajes y tasas de consultoría.
Sigue sin estar claro, sin embargo, de dónde vendrá el resto de los 6.000 millones, con riesgo de que se recorte el empleo público y los servicios públicos si los recortes no se diseñan con cuidado.
El primer ministro conservador, David Cameron, ha convertido el control del déficit y el mantenimiento de la calificación de triple A su máxima prioridad de política interior, diciendo que si se fracasa, Reino Unido podría caer en una crisis de deuda similar a la de Grecia.
Este argumento tiene el respaldo de los liberal-demócratas, socios de gobierno de los conservadores, a pesar de sus avisos preelectorales de que un recorte precipitado del gasto podría comprometer la salida de la recesión.
Las medidas de ajuste que tiene previsto presentar el nuevo Gobierno de coalición británico para reducir el déficit podrían provocar que 300.000 trabajadores del sector público británico perdieran su puesto de trabajo.
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