El ministro británico de Finanzas, George Osborne, presionará a la entidad para que se desprenda de más de las 600 oficinas que debe vender por órdenes de Bruselas en beneficio de la competencia en el sector.
Osborne hará valer su condición de titular del 41% de las acciones del banco -la parte nacionalizada- y custodio del conjunto de la economía británica para instar a la dirección del banco a planear esas ventas adicionales, aunque el propio Lloyds cree que es algo que va a perjudicar a clientes y accionistas.