Criteria ha admitido en un comunicado remitido a la CNMV que está negociando con Lukoil un acuerdo para venderle parte de su participación en Repsol si lo hace Sacyr. Según fuentes consultadas por elEconomista, se trataría la mitad de su participación en la petrolera -alrededor del 6%- pero a cambio exigirá que el equipo de gestión, encabezado por Antoni Brufau, siga al frente. Se ha alcanzado ya un principio de acuerdo para cerrar la operación y la rusa pagará 28 euros por acción. Criteria y Repsol han vuelto a cotizar con fuertes ascensos.
Por tanto, ahora sólo falta conseguir la financiación y limar los detalles jurídicos que podrían estar listos en un plazo de quince días.
La intención de la entidad financiera es que la operación pueda recibir el visto bueno del Gobierno, que ha solicitado que la empresa siga siendo española por el interés estratégico que tiene para la economía de nuestro país por su fuerte presencia en Iberoamérica.
La Caixa logra también, al sumarse a esta operación de venta, incorporar a un socio industrial -la segunda petrolera con mayores reservas del mundo- a Repsol (REP.MC) y eliminar la incertidumbre que estaba provocando en la cotización la presencia de Sacyr (SYV.MC), una constructora valorada en 2.137 millones, pero con una deuda de alrededor de los 19.000 millones de euros.
Lukoil ha exigido a los negociadores de Sacyr y Criteria (CRI.MC) convertirse en el primer accionista de la compañía, a cambio de desembolsar 28 euros por cada acción. Esta oferta supone ofrecer una prima del 100% sobre el precio de cotización de la petrolera y sirve además para que Sacyr no tenga minusvalías tras la aventura de su desembarco en Repsol.
La rusa busca en estos momentos financiación para lograr los 9.800 millones de euros que necesitará para hacerse con el control de las participaciones que mantienen Sacyr (20%), Criteria (6%), Caixa Cataluña (2%) y Mutua Madrileña (2%).
Criteria indicó ayer por la mañana a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que ha mantenido contactos para una posible operación, pero que por el momento no se había alcanzado ningún acuerdo.
La petrolera rusa tiene además que refinanciar en estos momentos una deuda de alrededor de 1.800 millones de dólares con VEB, el banco estatal ruso, lo que puede hacer que la operación siga abierta algunos días más.
Cuando la compra se cierre definitivamente, algo que podría producirse en un plazo de dos o tres semanas, tendrá que enfrentarse al examen de la Comisión Nacional de Energía, la única arma en manos del Gobierno para poner condiciones al desembarco de la petrolera rusa en España. La CNE ya actuó en situaciones similares con el desembarco de E.ON en Viesgo y de Enel en Endesa.
Poder en el consejo
Lukoil dispondrá, en el caso de que se cierre la operación, de alrededor de cinco consejeros de los 16 que tiene Repsol en este momento, lo que supone tan sólo un puesto más de los que ocupa ahora mismo la constructora Sacyr.
El blindaje accionarial con el que cuenta la petrolera y que impide ejercer derechos políticos con una participación superior al 10%, servirá para contentar las aspiraciones del Gobierno español, que únicamente ha exigido que siga siendo española.
Este fue, al menos, el mensaje que el presidente del Gobierno le trasladó al vicepresidente de la Federación Rusa, Alexander Zhukov, en su reunión de la semana pasada y para frenar cualquier aspiración de llegar a tomar el control por parte de la empresa rusa.
Lukoil, por contra, logra evitar lanzar una opa por el 100% del capital de Repsol, lo que deja fuera de la enorme prima que se puede llegar a pagar por Repsol a los pequeños accionistas.
Con esta oferta, Sacyr logra desprenderse de una importante losa financiera y garantizar su viabilidad, incluso obteniendo algunas plusvalías que el año pasado sólo en el dividendo se cifraron en 40 millones de euros.
Negociando desde febrero
La operación de venta de la participación de Repsol se inició de facto en febrero. Tal y como adelantó elEconomista, los bancos acreedores de Sacyr se pusieron en contacto con un fondo de inversión árabe para analizar sus posibilidades de compra de la participación, ya que la constructora había tenido que comenzar a depositar acciones de su filial Testa como garantía de su crédito.
Los bancos propusieron la operación a Del Rivero, que rechazó cualquier venta de su participación. Poco a poco, la situación se fue complicando con la constante caída de Repsol en bolsa y fue a finales de julio cuando el equipo de Sacyr decidió poner en venta algunos de sus activos, entre ellos, la filial de medioambiente, Valoriza, para tratar de superar el bache financiero.
Del Rivero quería vender cualquier cosa menos Repsol, la joya de la corona, ya que la política de dividendos de la petrolera le permitía seguir haciendo frente a los pagos de deuda hasta 2011, pero la caída de Lehman Brothers y el cierre del mercado de crédito forzó a Sacyr a plantearle un ultimatum a La Caixa: "O me compras Itínere o vendo Repsol". Pero desde la entidad financiera no estaban dispuestos a realizar este tipo de operaciones.
A raíz de aquel encuentro entre los primeros espadas de ambas entidades, Del Rivero se decidió a hacer pública su intención de desprenderse de cualquier activo y a iniciar una carrera que, por el momento, aún no ha logrado fructificar.
Sacyr había contratado ya a varios bancos de inversión para analizar posibles desinversiones y se encuentra al borde de vender Itínere y Repsol. Fue en aquel momento cuando se iniciaron las especulaciones sobre el posible interés de varias petroleras internacionales, entre las que figuraban Shell, la china Conoc o la francesa Total.
La intención de la empresa gala, primer accionista de Cepsa (CEP.MC), se descartó casi de manera automática, ya que el Santander estaba inmerso en una operación de venta de la petrolera con el fondo árabe Ipic, que finalmente se paró por falta de acuerdo en el precio.
El presidente de Criteria, Ricard Fornesa, sorprendió la semana pasada al pedir respeto por los accionistas, ya que cuando Sacyr entró en Repsol no se le pusieron condiciones para vender.
El mensaje de Fornesa, en aquel momento a contracorriente, tenía un claro destinatario: el Gobierno y la oposición. Criteria iba a sumarse a la operación de venta y sabía que la entrada de Sacyr en Repsol, así como de varias empresas del sector de la construcción en el energético fue uno de los movimientos que promovió el actual ministro de Industria, Miguel Sebastián, desde su anterior cargo en la Oficina Económica de Moncloa como estrategia de defensa ante la crisis que se avecinaba.
La operación no afectará a la opa de Gas Natural sobre Fenosa, que seguirá el curso previsto.
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