Barack Obama está fraguando un nuevo plan para estimular la economía estadounidense con más de $500.000 millones de gasto federal y recortes de impuestos, dijeron el domingo asesores del presidente electo. Se trata de una iniciativa mucho más agresiva de lo previsto durante la campaña presidencial.
Sus asistentes están trabajando con líderes demócratas del Congreso para proponer una ley que Obama podría promulgar tan sólo días después de asumir la presidencia el 20 de enero.
El paquete de estímulo forma parte de un esfuerzo de Obama para asegurar a los tambaleantes mercados financieros que no esperará los dos meses que faltan para su llegada a la Casa Blanca para empezar a llenar el vacío que parece haber surgido entre su elección y la partida del presidente George W. Bush.
Hoy, el presidente electo ofrece una conferencia de prensa para presentar a parte de su equipo económico y prometer actuar con celeridad para enfrentar la crisis económica y financiera, dijeron sus asesores. El mensaje será: "Estos son tiempos extraordinarios y se necesitan respuestas extraordinarias", dijo un colaborador.
Obama también intentará calmar a las instituciones financieras al ofrecer promesas explícitas de que su gobierno cumplirá todos los compromisos asumidos por el gobierno de Bush a través del fondo de rescate de $700.000 millones para Wall Street, independientemente de que se hagan algunas modificaciones. Algunos deudores temen que el nuevo gobierno podría tratar de renegociar los actuales compromisos, imponiendo nuevas condiciones como obligar a las instituciones a prestar dinero, proveer ayuda contra los embargos de viviendas o imponer nuevos límites sobre las remuneraciones a los ejecutivos.
El plan de recuperación económica incluirá pasos para que el gobierno recobre la salud fiscal a largo plazo.
A su vez, el secretario del Tesoro Henry Paulson evalúa solicitarle al Congreso autorización para el segundo tramo de los $700.000 millones ya aprobados para enfrentar la crisis financiera.
De los $350.000 millones ya recibidos, el Departamento del Tesoro está inyectando $250.000 millones en la banca y ha invertido $40.000 millones en la aseguradora American International Group (AIG). El gobierno aún tiene $60.000 millones a su disposición y Paulson había dado a entender que no iba a realizar nuevos gastos en las semanas que le quedan al frente de las finanzas estadounidenses.
Obama estará flanqueado por el vicepresidente electo Joseph Biden, su nominado a secretario del Tesoro, el presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, Timothy Geithner, y el director de su Consejo Económico Nacional, Lawrence Summers, ex Secretario del Tesoro en la administración Clinton.En los primeros meses del gobierno de Obama, Summers se abocará a tomar las decisiones difíciles en materia presupuestaria y tributaria, mientras que Geithner ensambla su equipo en el Departamento del Tesoro, según demócratas familiarizados con el modo de pensar del equipo. Geithner tomará las riendas de un Tesoro que ya tiene la enorme responsabilidad de gestionar el paquete de $700.000 millones y gran parte del sector financiero. El gobierno tiene el control de facto de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, así como de AIG y está comprando participaciones en algunos de los mayores bancos del país.
El equipo económico proviene del ala moderada del partido demócrata, con Rubin como denominador común. Summers fue la mano derecha de Rubin por mucho tiempo en el Tesoro. Geithner fue un asesor importante.
El nuevo equipo no está exento de tensiones. Durante los próximos dos meses, Geithner estará desempeñando dos funciones. Como presidente de la Fed de Nueva York, tendrá un rol en el diseño de medidas contra la crisis financiera. Geithner está en negociaciones con el gobierno sobre el futuro de Citigroup Inc., por ejemplo.
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