En el primer semestre del año, cuando la crisis no había manifestado aún la virulencia actual, los números rojos ya se habían llevado por delante a 68.000 empresas en este país asiático, según los datos cocinados del Gobierno chino. Nadie duda de que las secuelas de la crisis arrojarán datos mucho peores para la segunda mitad del año y en 2009. La sangría para las pymes, la mayoría del sector manufacturero y su cluster de empresas relacionadas, promete ser histórica.
También el juguete
Para las exportadoras que basan su producción en la mano de obra intensiva, el frenazo de la demanda de Estados Unidos y Europa, además de las dificultades para acceder a financiación, han terminado por ahogar a unas empresas que vivían desde hace meses en el filo de la navaja por el incremento de costes y la apreciación del yuan. "La industria está pasándolo muy mal y la situación sólo empeorará, ya que no creemos que la demanda doméstica aumente inmediatamente", apunta Wu Hang, secretario de la Asociación de Productores de Calzado de Cantón.El Gobierno confía en que un estimulado consumo interno reduzca la dependencia que las pymes tienen de los mercados exportadores. Pero pocos creen que ese objetivo se alcance a corto plazo. Mientras llega el momento, cientos de miles de pequeñas y medianas empresas están destinadas a desaparecer. La mitad de las empresas del sector juguetero cerrarán durante la crisis, según la Asociación de la Industria Juguetera de Dongguan, donde se fabrica el 70% de los juguetes del mundo.
Otro tanto ocurre con el mueble, el textil o el calzado. "Sería fácil decir que tenemos que aumentar la calidad para sobrevivir, pero la realidad es que no hay suficiente demanda. La única solución es que cierre un buen número de empresas", advierte a este diario Li Zhixian, analista textil de Guotai Jun'an Securities. A la caída de la demanda exterior y al ahogo por la falta de financiación, se unen además otros factores.
Por un lado, la imparable caída de la cotización del euro frente al yuan, que ha impactado a entre un 20 y un 30% de las import-export chinas que facturan en la divisa europea. Por otro, los impagados. Según la prensa china, las empresas del gigante asiático acumulan por todo el mundo pedidos impagados por el increíble valor de 100.000 millones de dólares.
Pedidos impagados
Que China se enfrenta al panorama más negro desde que emprendiera, a finales de los 70, su proceso de reforma, queda confirmado con la tendencia bajista de audiencia en la última edición de la Feria de Cantón, la más grande del mundo. En octubre las ventas se redujeron un 11% y los visitantes un tercio con respecto a la edición de abril.Hay más: el Baltic Dry Index, indicador clave de la demanda al seguir los precios del transporte de recursos en las rutas de exportación más importantes, ha caído a niveles de 11 años y se aproxima al mínimo histórico. Así que, en medio del caos, ¿cuál es la reacción del Gobierno? Wang Liming, director de Pymes en el Ministerio de Industria y Tecnología, aseguró que hará lo imposible por ayudar a las firmas chinas.
"Apoyaremos sus esfuerzos para realizar innovaciones tecnológicas y mejorar la estructura de sus productos", afirmó, además de facilitar su acceso a financiación con el levantamiento de las restricciones al crédito. Las medidas fiscales incluyen la reforma del IVA, que supondrá un ahorro para las empresas de 120.000 millones de yuanes.
De hecho, el pasado miércoles Pekín anunció el aumento del porcentaje de la devolución del IVA a la exportación para 3.770 productos de los sectores afectados. Semanas atrás, hizo lo propio con otros 3.486 productos para dar a las pymes margen para rebajar sus precios. En Cantón, epicentro de la fábrica del mundo, el Gobierno provincial prevé inversiones millonarias en los próximos años para compensar que la economía local crecerá en torno a un 10 por ciento este año, 4,5 puntos menos que el año pasado.
Declive de la economía
Semejante frenazo en seco está llenando ya las calles de parados. El propio Ejecutivo estima que sólo en el delta del río Perla, en Cantón, unos 2,5 millones de personas habrán perdido su empleo antes de final de año, aunque quizás el dato es incluso optimista. En medio de los disturbios por razones laborales que han rodeado el cierre de algunas fábricas, los Gobiernos locales han salido en varias ciudades al rescate económico de los trabajadores despedidos, ante el riesgo de que la conflictividad suba de tono y desemboque en inestabilidad social."Continuarán las protestas, pero la actitud del Gobierno es ahora de conciliación", apunta Geoffrey Crothal, de la ONG China Labor Bulletin de Hong Kong. Pero las calles llenas de parados son una bomba de relojería para el régimen. "La mayoría no recibe compensación alguna y a muchos se les deben mensualidades atrasadas", asegura. Sin tribunales de lo laboral como se entienden en Occidente y con un único sindicato vertical que es correa transmisora del Partido Comunista, a los trabajadores pocas veces les queda más opción que tomar la calle.
"Ya que muchas fábricas están cerrando, no pueden encontrar trabajo en otros lugares", explica Crothal. Así que muchos emigrantes están regresando a sus lugares de origen para abrir pequeños comercios o volver a la agricultura. La diáspora ya ha comenzado: en la estación de ferrocarril de Cantón, 130.000 pasajeros dejan la ciudad cada día en dirección al centro de China. Son la señal de que los años dorados han tocado a su fin.
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