"Voy a hacer lo que sea necesario para mantener la fortaleza del sistema..., pero no voy a buscar modos de empezar cosas nuevas a menos que sean necesarias, a menos que tengan sentido", dijo Paulson. "Quiero preservar la artillería, la flexibilidad de la que disponemos ahora y que tendrán quienes nos sucedan".
La decisión es una señal de que el gobierno de George W. Bush probablemente hará oídos sordos a las demandas de algunos legisladores para usar los fondos para mitigar los embargos de viviendas. Paulson ya ha descartado emplear el dinero para asistir a los fabricantes de automoviles.
Paulson también transfiere la decisión sobre cómo gastar el segundo tramo de los 350.000 millones a Barack Obama y el próximo secretario del Tesoro, que aún no ha sido designado. Asesores de Obama no han dicho públicamente cómo usarían esos fondos, añadiendo incertidumbre al futuro del programa.Paulson defendió el cambio de parecer, diciendo que el programa de inyección de capital en los bancos ha ayudado a estabilizar el sector financiero y limitado el potencial de que alguna de las grandes instituciones financieras colapse. "Hemos doblado la esquina en relación a la estabilización del sistema. Ya no existe la preocupación de que alguna institución se venga abajo".
El secretario del Tesoro reconoce, de todos modos, que la cancelación del plan de compra de deuda tóxica ha dejado un problema clave sin resolver. Los bancos todavía deben reducir el valor contable de estos activos y asumir las pérdidas relacionadas, lo que perjudicará sus finanzas. "Estas instituciones siguen saturadas con estos activos. Van a tener que hacer rebajas contables, venderlos a su debido momento y asumir las pérdidas", aseveró.
Paulson agregó que está trabajando con la Reserva Federal para desarrollar una línea de crédito que incentive la compra de estos activos por parte de los inversores.
El uso de los 700.000 millones contemplados en el plan de rescate ha cambiado desde que Paulson consiguió la autorización del Congreso. Sin embargo, muchos legisladores siguen esperando que Paulson utilice los fondos para ayudar a los deudores hipotecarios que corren el riesgo de perder sus hogares.
Paulson pareció descartar el lanzamiento de un programa amplio para aliviar las ejecuciones hipotecarias a través del fondo de rescate. Argumentó que el dinero se debe invertir y que la mayoría de los programas para reducir los embargos de viviendas exige un gasto directo de dinero de los contribuyentes que probablemente no se recuperará.
El gobierno estadounidense, en su lugar, se concentrará en los programas ya existentes, incluyendo un plan para que los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, que están en manos del Estado, ayuden a prevenir embargos.
El plan voluntario permitiría a ciertos deudores recibir préstamos que reducirían el pago de sus créditos hipotecarios a un máximo de 38% de sus ingresos mensuales.
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